Desde que nació no lo he querido. Y no se me puede reprochar nada. No lo conocía. Él era una persona totalmente extraña. Lo sostenía en mis brazos y le preguntaba en silencio “¿Quién eres?”. Sus expresiones me eran desconocidas y no sabía qué significaba yo para él. ¿Quién puede amar a alguien así?
Sí, me convertí en una salvaje. En una bestia feroz capaz de degollar con mis dientes
a cualquiera que quisiera hacerle daño, y albergué odios profundos hacia aquellos que lo desairaban. Pero no le quería. Todo aquello era fruto de las hormonas. La oxitocina que me producía sus succiones y las endorfinas asociadas me hacían tenerlo como prioridad máxima, y a veces única, pero no era amor. La naturaleza me obligaba a protegerlo y me llenaba de ansiedad cuando me alejaba de él. Sentía mucha satisfacción cuando lo alimentaba y lo veía crecer sano. Pero en serio, no le quería.
Hoy mi niño cumple un año, y tras un año empiezo a entender por qué no lo quiero, ni lo querré jamás. Mi error ha sido pretender mezclar sentimientos. Hasta la fecha, cualquier clase de amor experimentado por mí, hasta el más profundo y cierto, se ha quedado en superficial, banal e insulso en comparación con lo que siento por mi hijo. Fueron las hormonas las desencadenantes de este sentimiento, y no entendía nada porque nunca lo había experimentado. Pero ese sentimiento se ha solidificado y esclarecido día tras día. Ahora te conozco, sé quién eres en este momento de tu vida. Y cada mirada, cada gesto, cada sonrisa y pensamiento, mi corazón y mi vida palpitan fuerte. No es “amor al uso”. Es otra cosa, que ni me molesto en comprender con la lógica. Es algo que me llena la vida y le da un inesperado sentido. No eres responsable de lo que siento, pero igualmente te doy las gracias.
Feliz cumple, L.
Gracias por ser tú.
Un poema muy especial para ti, por tu primer cumpleaños:
Y serás hombre...
Si en tu puesto mantienes la cabeza tranquila,
Cuando a tu lado todo es cabeza perdida.
Si tienes una fé en ti mismo que te niegan
Y no desprecias nunca las dudas que ellos tengan.
Si esperas en tu puesto, sin fatiga en la espera.
Si, engañado, no engañas,
Y no buscas más odio que el odio que te tengan.
Si eres bueno y no finges ser mejor de lo que eres,
Si al hablar no exageras lo que sabes y quieres.
Si sueñas y los sueños no te hacen su esclavo.
Si piensas y rechazas lo que piensas en vano.
Si tropieza el triunfo, si llega la derrota,
Y a ambos impostores los tratas de igual modo.
Si logras que se sepa la verdad que has hablado,
A pesar del sofisma del orbe encanallado.
Si vuelves al comienzo de la obra perdida,
Aunque esta obra sea la de toda tu vida.
Si arriesgas en un golpe, y lleno de alegría,
Tus ganancias de siempre a la suerte de un día,
Y pierdes, y te lanzas de nuevo a la pelea,
Sin decir nada a nadie de lo que es y lo que era.
Si logras que tus nervios y el corazón te asistan,
Aun después de la fuga de tu cuerpo en fatiga,
Y se agarren contigo, cuando no quede nada;
Por qué tú lo deseas, lo quieres y mandas.
Si hablas con el pueblo y guardas tu virtud,
Si marchas junto a reyes con tu paso y tu luz.
Si nadie que hiera llega a hacerte la herida.
Si todos te reclaman y ninguno té precisa.
Si llenas el minuto inolvidable y cierto
De sesenta segundos que te lleven al cielo.
Todo lo de esta tierra será de tu dominio,
Y mucho más aún: Serás hombre, hijo mío.
RUDYARD KIPLING
preciosas palabras Rebe!! es casi inexplicable lo que se siente por un hijo.
ResponderEliminarY muuuchas felicidades a Leo
Qué bonito ... toda la razón en las palabras ... precioso ❤️ Feliz cumpleaños al pequeño L 😍👑🎈
ResponderEliminarFeliz cumple Leo!!!!!😙😙😙 Simplemente somos humanas, con reacciones humanas y sea como sea los hijos son lo mejor precioso texto y poema.
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