19 feb 2017

HÉROES Y HEROÍNAS

             Hola a tod@s,

            Sábado por la noche y tengo un ratito para mi y para ustedes. Qué gusto encontrarnos de nuevo por aquí.


            Tenía muchas ganas de hablar sobre las familias monoparentales cada vez más presentes en nuestra sociedad. Admiro profundamente a todos los hombres o mujeres que de forma individual deciden emprender la paternidad o maternidad y por supuesto a aquellos que empezando en este difícil pero precioso camino con alguien, por distintas circunstancias lo continúan solos. Me gustaba la sensación de ir sola a mis revisiones de embarazo  y que no me preguntaran por mi pareja. Me parecía un poco distante pero al mismo tiempo me ponía en el lugar de las mujeres que no compartían su embarazo con casi nadie y creía que hacían lo correcto, no indagar en cuestiones personales que pueden incomodar. Además  creo que los profesionales de la seguridad social  (ginecólog@s, tocólog@s) tampoco tienen tiempo material para preguntar a cada mujer que situación personal viven en el momento del embarazo.  Resulta muy llamativo ver como al nacer tu hijo y estando tu pareja alrededor, nadie le hace partícipe de nada. Para enseñar a bañar al bebé te llaman a ti, para mostrar que trámites debes seguir para registrarlo también preguntan por la madre, para explicar cómo está de salud tu pequeño exactamente igual. En ese momento no lo recapacitas pero sí con la perspectiva del tiempo te conciencias que un hijo es sobretodo de su madre, la que le da la vida al nacer o la que sin parirlo lo recibe como propio.


            Decidir y sentir que quieres ser padre o madre es una cuestión personalísima que no nos llega a todos de la misma manera ni en el mismo momento. Por ello, puedes querer hacerlo en un momento de tu vida en el que no tienes pareja o teníendola posteriormente las cosas se tambalean. Aunque dice el refrán popular que los hijos vienen con un pan debajo del brazo, creo que la cosa va mucho más allá. Los niños son los grandes maestros de la sociedad si estamos atentos a lo que vienen a enseñarnos. El ejercicio diario de paciencia que debemos hacer es inmenso, nos necesitan para todo y el tiempo que pasa hasta que empiezan a ser autónomos es muy largo en comparación con otros mamíferos.  El amor tan incondicional hacia alguien que apenas acabas de conocer sólo se produce con ellos y el crecimiento a nivel personal es increíblemente maravilloso. Por un lado quieres proteger cada paso que emprende pero por otro entiendes que no debes obstaculizar su desarrollo. Aprender a dejarlo volar es algo dificilísimo, al menos a mi es algo que me cuesta mucho y tan solo tiene dos años, pero al mismo tiempo es increíble conseguirlo, dejar de pensar en tus miedos para centrarte en las necesidades que demanda en cada momento, entendiendo que debes enseñarle el camino pero no dirigir  sus pasos.

            Los niños se alimentan también de AMOR, todo el que les llega les ayuda a crecer de forma sana y ordenada. No seamos simples y evitemos frases del tipo “pobrecito no tiene padre o madre”, que los estigmatiza y les resta todo el poder que traen desde el mismo momento de su nacimiento con independencia del número de progenitores, porque seguramente será un niño con un abuelo, una tía, un amigo de su mamá… que lo ama profundamente y dedica todo su corazón en su crianza. Hay familias estructuradísimas en la desestructuración, es decir, hay niños que crecen con sus dos progenitores juntos que como padres son un auténtico caos y que suponen un entorpecimiento al crecimiento normal y saludable del pequeño.

            Hace poco terminé de leer un libro de Eduardo Punset en el que planteaba que por muy entera y capaz que se sienta una madre le resulta imposible llevar a cabo su labor como tal sola, sin ningún tipo de ayuda y estoy totalmente de acuerdo con esta teoría. Por mucho amor que podamos dar y por mucha paciencia que consigamos desarrollar siempre hay momentos en que necesitas delegar el cuidado de tu hijo porque somos humanas y no podemos estar al cien por cien para ellos en todo momento. Esto no quiere decir que nuestros hijos necesiten un padre siempre y en cualquier circunstancia. Necesitan personas alrededor que brinden apoyo a la madre y mimos, caricias y mucho amor al pequeño.

            Los padres que criamos juntos a nuestros hijos debemos inculcarles el conocimiento por los distintos tipos de familias que hay de forma abierta y dando normalidad al asunto. Tendrán amigos de padres separados, amigos que sólo tienen madre o sólo tienen padre, amigos criados por abuelos, por una familia que los ha acogido y  todas ellas son válidas si llevan a cabo una crianza respetuosa hacia el menor, donde sus necesidades afectivas y materiales están siendo cubiertas.

            Por suerte, cada vez es más extendida la idea de que un hogar y una familia no la forman necesariamente dos personas en pareja sino que hay muchísimos héroes y heroínas regalando felicidad y AMOR a sus hijos, siempre apoyados por personas maravillosas de alrededor.
             Les deseo un domingo en familia, sea cual sea la de ustedes…

                                                               RO

 

 

 

4 comentarios:

  1. Que gran verdad Ro, que importa si el fin es el amor por los hijos.

    ResponderEliminar
  2. Ro, me encanta el tema. Yo he reflexionado mucho al respecto... Tus entradas siempre me inspiran. Nos cuestionamos las mismas cosas :)

    Me gusta todo lo que dices

    ResponderEliminar
  3. que bonita entrada Ro. Cierto es, las familias monoparentales también son un tipo de familia. Deberìan recibir màs apoyo econòmico del Estado para que la madre (o el padre en menos casos) no tenga que matarse a trabajar y pueda dedicarle tiempo y cariño a su retoño.

    ResponderEliminar