4 abr 2017

Viajar con un bebé


 

Holaaa… ¿Cómo están? Espero y deseo de corazón que muy bien, disfrutando con alegría este nuevo mes maravilloso que comienza.

Antes de ser madre y mientras esperaba en las colas de embarque miraba alrededor para contar los bebés que viajarían conmigo y pensaba “por favor que esté sentado muy lejos de mi asiento”. Normalmente los pequeños lloran durante el vuelo y si están un poquito crecidos no paran de dar patadas en los asientos mientras la persona responsable de ellos hace que allí no está pasando nada.  La cosa se complica cuando son dos o más sean hermanos, primos, vecinos, amigos… porque no paran de pelear, tirarse del pelo, querer hacer las mismas cosas al mismo tiempo… un follón que mientras miras hacia esa desastrosa situación de vuelta al baño porque por suerte están lejos de tu asiento no puedes más que dar las gracias a la fortuna que quiso que estuvieran allí, bien lejos de tu vista.


Pero cuando eres madre y viajas con tu pequeño la cosa cambia y tanto que cambia jjjjaaa. Lo primero que recomiendo es ser prácticos. Si lleva pañales, debes subir con munición al avión, pero no tiene sentido si la duración del viaje es de dos horas que subas con quince pañales. Las compañías aéreas facilitan muchísimo los trayectos. Hasta los dos años puedes pasar por la aduana todo tipo de líquidos necesarios para alimentar al bebé sin importar las medidas. Incluso te dejan pasar por un control preferente para que puedas pasar sin agobios y si fuera necesario revisar los líquidos o el carrito, puedas estar con tu bebé esperando sin presión de gente suspirando a tu alrededor de por qué tardas tanto. Te ofrecen desde el mismo momento en que ven a tu bebé que si necesitas calentar su comidita ellos pueden hacerlo. Si el bebé llora te ofrecen ir detrás donde ellos preparan los carritos con las comidas para que puedas calmarlo con tranquilidad y sin miradas insistentes que piden que lo calles por favorrrrrr.

El momento del despegue y del aterrizaje suele ser el más molesto para ellos por el cambio de presión. Si es un bebé de teta puedes ponerlo a mamar, la succión le ayudará a calmar el dolor en caso de padecerlo. Mi niña de momento no sufre dolor de oídos despega y aterriza el avión y ella sigue en su mundo maravilloso de miradas nuevas ante una situación que no ha vivido antes. El avión es un lugar en el que la temperatura es templada y el aire acondicionado puede ser regulado. No hay necesidad de abrigar a los bebés como si estuviesen en la nieve. Una mantita fresca para cubrir puede resultar necesaria pero no abrigos ni capas de ropa. Muchas veces lloran de calor. No podemos estar nosotras en camiseta y llevarlos a ellos con mucha ropa de  abrigo encima “por si acaso”. De momento no he realizado desplazamientos largos, sólo con ella he ido a la penísula y entre islas pero se que en caso de que el vuelo fuese de larga duración te facilitan incluso una mini cuna para poder hacerlo de forma más cómoda y descansar los brazos. Hay mamis que dicen ¿en esa cuna voy a acostar a mi bebé donde han dormido ya quinientos? Vuelvo a lo del principio, ser prácticos nos facilita la vida. Puedes llevar tus propias sábanas para estar más tranquila y usarlas si eso te relaja pero obviamente las sábanas que  te facilitarán estarán limpias y seguramente de estreno como ocurre cuando pides una matita para ti.

Es verdad que la maleta va casi llena con sus cosas. Mucha ropa porque manchan cada rato y normalmente no puedes lavarla. Siempre viajo con mi botellita de jabón y estropajo sin usar para fregar su biberón. Intento llevarle ropa y  calzado cómodos aunque obviamente no camina como nosotros, procuro llevarla de forma que se sienta bien y no ropa que pueda incomodarla. Igual que hago para mi. El carrito  hay mamis que desde que los peques empiezan a caminar quieren deshacerse de él es necesario si viajas. Caminan pero para que lo hagan como nosotros tienen que pasar muchos años, entonces si quieres desplazarte por la zona que visitas sin llantos ni paradas porque de repente tiene sueño, algo que pasa mucho, necesitas tu carrito o la mochila para portearlo.  Para los hoteles uso el calienta biberón que menudo invento para estos casos.

Respecto de la documentación necesaria para viajar con bebés con el certificado de residencia y el libro de familia podemos desplazarnos sin problema dentro de nuestro país. El DNI cuando son tan pequeñitos se debe renovar cada seis meses, por tanto, si no vas a hacer uso de él no tiene mucho sentido tenerlo y que apenas lo vuelves a mirar esté caducado. Viajo siempre con la cartilla de la seguridad social porque siempre puedo necesitarla y no tenerla me produciría seguro mucha inseguridad. Las exposiciones prolongadas al sol son peligrosas con un bebé por muchísimos factores que todas conocemos y que los pediatras están cansados de repetirnos y que escuchamos diciendo “no será para tanto, exagerad@”. Las cosas no pasan hasta que pasan. A veces la euforia nos puede, no queremos dejarlos con nadie y los llevamos a todas partes con nosotros y damos pasitos hacia lo arriesgado. Siempre usemos el sentido común, si yo me estoy cociendo de calor, él igual. Si yo estoy pelada de frío o noto corrientazo, él también. Nuestro sistema inmune está maduro, el de ellos mucho menos, tener cuidado, el justo para no convertir las salidas en insoportables e incómodas, para que al llegar no nos escuchemos decir “nunca más, o lo dejo con alguien o no vuelvo a salir con él”.

Cuando viajamos creo que debemos hacerlo con conciencia. Invertimos nuestro dinero en ello para disfrutar, para crecer, para vivir, para aprender a través de la observación, para estar en el aquí y ahora que nos proporciona tantísima satisfacción. Muchas veces observo a las madres con sus hijos maldiciendo a su marido: “te dije que sería un desastre, te lo dije que teníamos que haberlo dejado con mi madre, hemos dejado olvidada los zapatos de por la noche, ¿ahora me explicas que le pongo para salir a cenar?, no se cómo va a dormir sin su cuna, llama al hotel a ver si nos ponen una parecida, él en los parques cunas no descansa”.

No he viajado muchísimo con mi niña, alguna escapadita maravillosa los tres que disfrutamos como tres bebés. Por supuesto a mi también me encantaría trasladar mi casa donde voy y también se me quedan atrás cosas tremendamente necesarias que al llegar pienso “vaya , se me ha olvidado”, pero no permitimos ninguno de los tres que las cosas estropeen nuestro momento de pasar interminables días juntos que es lo que más disfrutamos, todo el tiempo haciendo cosas juntos. Los niños pueden vivir sin sus juguetes favoritos, sin los zapatos para ir a cenar, sin sus cunas… pero se les hace insoportable tener a su madre alterada por pequeñeces que luego se trasladarán a ellos. Si viajamos con ellos que sea para regalarles vida no para cargarlos como si fueran losa.


Les deseo que disfruten del viaje de la vida, ese es el más impresionante de todos,

Feliz semana,

                                        Ro

(Dedico mi entrada a P. que es quien me ha dado la idea, un niño maravilloso que ha regalado a mi niña muchísimo AMOR).

 

 

    

 

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